El sábado pasado pudimos celebrar el Día de las Aves en la
Casita del Príncipe.
Los organizadores llegamos un poco antes para montar el
stand, las mesas de los talleres y las redes para el anillamiento.
Las redes japonesas que instalamos solo se utilizan para fines científicos, como el anillamiento que permite marcar los pájaros para su identificación. Esta actividad no causa molestia a las aves y resulta muy útil para el estudio y conservación de sus poblaciones.
Ese día capturamos dos mirlos comunes, dos carboneros comunes, un herrerillo común y un agateador europeo. Los medimos, pesamos, anillamos, los asistentes les hicieron algunas fotos de recuerdo y los soltamos.
Quizá sea esta la actividad que más fascina a la gente. Ver esos pájaros diminutos, con sus vistosos plumajes, tan cerca sin duda provoca admiración. Algo que sorprendió a todos es lo poco que pesan los pájaros. El agateador solo pesó 8 g, como un sobre de azúcar.
Para poder volar las aves necesitan ser muy ligeras y toda su anatomía está orientada a reducir el exceso de peso. Por ejemplo, disponen de huesos mayoritariamente huecos, un sistema muscular minimalista (excepto los pectorales que son su motor de vuelo) y un proceso digestivo acelerado que les permite evacuar en cuestión de minutos.
Otra actividad que tuvo mucho éxito fue la ruta guiada por
los jardines de la Casita del Príncipe. Los asistentes pudieron observar una
buena colección de especies forestales como urraca común, grajilla occidental,
corneja negra, pinzón vulgar, carbonero y herrerillo comunes, trepador azul, pico
picapinos, pito real, mosquitero común, estornino negro y mirlo común. También
tuvieron la suerte de ver alguna rapaz como buitre leonado y águila real.
El taller de egagrópilas fue otra de las atracciones para los más jóvenes. Las aves rapaces engullen sus presas enteras. Las partes nutritivas las digieren con sus jugos gástricos pero los huesos, los pelos y las plumas los regurgitan en forma de bolas. Estas bolas se denominan egagrópilas y su análisis permite comprender los hábitos alimenticios de las aves.
Tuvimos la oportunidad de desmenuzar egagrópilas de lechuza y cárabo comunes. El análisis de los huesos permitió a los jóvenes naturalistas identificar distintas presas como topillos, ratones y alguna musaraña.
En definitiva, pasamos una jornada estupenda. La participación fue todo un éxito y esperamos volverlo a repetir el año que viene.