Hola a todos.
El pasado día 6 de diciembre, aprovechando el día festivo, llevamos a cabo una de las actividades que teníamos pendientes con el Ayuntamiento de El Escorial. Por las fechas que eran, lo más razonable parecía una observación de acuáticas, ya que las invernantes ya deberían estar aquí. Elegimos el embalse de Valmayor, cercano a la localidad de El Escorial, y donde en los días anteriores se habían visto algunas cosas interesantes.
Quedamos a las diez y media de la mañana, en la entrada de la urbanización La Pizarrera. La mañana, sobre todo con los precedentes de días anteriores, prometía ser muy fría, pero pronto vimos que los cielos despejados nos iban a regalar una jornada muy agradable en lo meteorológico.
Por parte del grupo estuvimos cuatro personas (más dos niños). En cuanto a asistentes, una buena representación, con un total de 25 personas. Lamentablemente, quedaron fuera de la actividad otras 14 personas.
Bienvenida y pequeña introducción |
Desde la entrada de la urbanización nos acercamos en coche al embalse. Aparcamos en la zona habilitada como entrada para pescadores, y allí mismo se dio la bienvenida y se hizo una pequeña introducción a lo que íbamos a intentar ver. Por el camino ya se habían empezado a ver algunas cosas, propias de la dehesa que nos rodeaba: urracas, rabilargos y algún milano real, pero los avistamientos se iban a multiplicar según nos acercábamos a la orilla del embalse. La falta de agua en éste es más que evidente. La orilla está muy lejos del camino, con una gran playa baldía entre medias. Mala cosa para intentar ver limícolas, pero algo iba a verse, seguro.
Primera toma de contacto |
Lo primero que llamó la atención a la gente fueron algunos colirrojos tizón que buscaban su alimento por el suelo. Sus movimientos espasmódicos la verdad es que son muy llamativos, pero quizás la gran sorpresa del día fueron unas abubillas (al menos un par) que nos sobrevolaron varias veces. Junto con un bando de aviones roqueros (que ya habíamos localizado la semana pasada) fueron la gran sorpresa de la actividad.
Ya puestos en faena, lo más evidente en el agua fue la gran cantidad de gaviotas (reidoras y sombrías) que se veían. Alguno de los asistentes aprendió a diferenciar ambas especies y las distintas edades según el plumaje. Llamaron también la atención un par de cisnes vulgares, probablemente escapes, y, por supuesto, la estrella de la actividad: los tarros canelos. Conscientes de que se trata de una especie exótica invasora, pero, desde luego, de una gran belleza.
En las orillas pudimos ver lo poquito que había de limícolas: algunos andarríos chicos y grandes. No había más. Eso sí, compartían la orilla con lavanderas (blancas y, al menos, una cascadeña), y con algunos bisbitas, que parecían ser pratenses.
Una vez que hubimos peinado la zona todo lo que pudimos, nos dirigimos hacia un roquedo desde donde se tenía una visión más amplia de la parte central del embalse, así como de la presa, cerca de la cual se intuían grandes cantidades de gaviotas. Por el camino, nos detuvimos a contemplar un típico bando invernal de fringílidos, donde pudimos identificar, al menos verdecillos comunes y jilgueros europeos. Ya en el agua, a los tarros canelos les acompañaban una buena cantidad de cucharas y algunos azulones. En la orilla contraria se concentraban casi todas las fochas que vimos, así como alguna garza real, y desperdigados entre medias de todos éstos, varios somormujos lavancos y cormoranes grandes. Nos llamó también la atención encontrarnos con un pequeño grupo de silbones, y una pareja de ánsares comunes.
Observando el embalse |
Según avanzaba la mañana y el sol iba calentando, las rapaces se decidieron a despegar. Los primeros que llamaron nuestra atención fueron los buitres, entre los que pudimos ver tanto leonados como negros, mezclados también con milanos reales. Rápidamente, todas las miradas se centraron en los recién llegados, y así pudimos distinguir también a algún ratonero y, como colofón, la mirada experta de Nacho descubrió en la lejanía un adulto de águila imperial. ¡Gran fin de fiesta!
Iba llegando ya la hora de comer, por lo que iniciamos el regreso hacia los coches. Por el camino, todavía pudimos pararnos a observar un grupo de huellas sobre la arena, que identificamos como de urraca y gaviota, según el patrón palmeado o no y la existencia de uña trasera.
Diferenciando huellas |
Finalmente, a eso de la una y cuarto, dimos por finalizada la actividad, agradecimos su presencia a los asistentes, y nos volvimos para casa.
Gracias por vuestra compañía, grupo. |
Lista de especies observadas:
Ánsar Común
Cisne Vulgar
Tarro Canelo
Ánade azulón
Cuchara Común
Silbón Europeo
Somormujo Lavanco
Cormorán Grande
Garza Real Ardea
Buitre Negro
Buitre Leonado
Águila Imperial Ibérica
Milano Real
Busardo Ratonero
Focha Común Fulica
Andarríos Chico
Andarríos Grande
Gaviota Reidora
Gaviota Sombría
Paloma Torcaz
Abubilla
Rabilargo Ibérico
Urraca Común
Corneja Negra
Avión Roquero
Colirrojo Tizón
Estornino Negro
Lavandera Blanca
Lavandera cascadeña
Bisbita Pratense
Jilguero Europeo
Serín Verdecillo