Coordinador Ángel Pérez Menchero. email: seo-sierradeguadarrama@seo.org Secretario Benjamín Berdiales Fraga.

jueves, 16 de marzo de 2017

Observación de esteparias. Día del socio 2017

Hola a todos.

El pasado domingo, día 12, celebramos el día del socio con una salida a la zona de los Llanos del Jarama. La idea, como en otras ocasiones que hemos hecho esta salida, era intentar ver las aves esteparias que se suelen ver por la zona, y, especialmente, las avutardas y sisones.

A la excursión se apuntaron quince personas, once adultos y cuatro niños. Por parte del grupo estuvimos Gonzalo y yo. Comenzamos la visita en la gasolinera de Valdetorres del Jarama, donde dejamos los coches. Eran las nueve y media de la mañana, y el día se presentaba fresco y ligeramente ventoso. Parecía que, a diferencia de otros años, íbamos a tener algo de suerte con la reverberación producida por el calor. Ya en la misma gasolinera pudimos contemplar las primeras aves de la jornada: gorriones comunes, las primeras golondrinas y aviones que veía en Madrid, y las omnipresentes cigüeñas, que andaban acarreando material para el nido que construían en lo alto de la torre de telefonía.


Cigüeña blanca aportando material al nido. Foto: Óscar mercado
Esta vez no tuvimos que andar mucho para poder encontrarnos con nuestro primer objetivo. Calculo que habríamos andado unos doscientos metros cuando divisamos el primer bando de avutardas. Un grupo de unas veinte hembras a la derecha del camino, y un poco más alejado otro grupo, esta vez mixto, con un par de machos que ya comenzaban a mostrar comportamiento de cortejo. Un aguilucho lagunero, algún ratonero y un milano real completaban la escena, a la que se unió fugazmente un sisón al que sólo conseguimos ver la cabeza durante unos segundos. Contra lo que suponíamos, el calor comenzaba a apretar, y la reverberación del aire cada vez hacía más difícil la observación con los telescopios.

Continuamos camino por la pista. La verdad es que después del avistamiento de las avutardas, ya poco nos quedaba por ver, pero decidimos completar la ruta prevista. Por el camino, en medio de campos de cereal recién brotados y otros aparentemente en barbecho, nos fuimos encontrando con gran abundancia de vida: varios milanos y ratoneros, tarabillas, buitrones, una perdiz roja...

Campos de cereal. Foto: Gonzalo Núñez

Foto: Gonzalo Núñez
Foto: Benjamín Berdiales
Llegando a las ruinas que marcaban el final de nuestra ruta, tuvimos la suerte de ver un par de sisones en vuelo, pasando muy cerca de nosotros. Pero el gran espectáculo nos lo dio un cernícalo vulgar (o un par de ellos, no estaba muy claro), que nos deleitó con un par de lances de caza espectaculares. Dos intentos, dos capturas: cien por cien de efectividad.

No fue menos inesperado, de todas formas, un alcaraván que, levantado de su escondite, fue a posarse sobre un sembrado, con lo que resaltaba enormemente y pudo ser contemplado a placer.

Alcaraván. Foto: Óscar Mercado
Una vez en las ruinas, nos tomamos un merecido descanso, pero seguimos con los ojos bien abiertos. Así pudimos ver unas cuantas grajillas, un precioso buitre negro, y un par de avefrías. Sorprendidos en un primer momento por la presencia de estos visitantes invernales, pero luego, revisando mis notas de otros años, comprobé que son habituales del lugar. En este punto se despidieron Gonzalo y familia, que tenían otras obligaciones, y los demás, con calma, emprendimos el regreso.

Durante este recorrido, en resumen, pudimos ver cigüeña blanca, buitre negro, aguilucho lagunero occidental, milano real, busardo ratonero, avutarda común, sisón común, alcaraván común, avefría europea, paloma bravía, paloma torcaz, cernícalo vulgar, grajilla occidental, corneja negra, cogujada común, golondrina común, avión común, cistícola buitrón, colirrojo tizón, tarabilla común, mirlo común, escribano triguero, verderón y jilguero europeo. El sentimiento generalizado era de asombro ante la cantidad de especies distintas en un paisaje que, a simple vista estaba desierto.

Al regresar a los coches, José Luis y Elena se despidieron. Los demás nos dirigimos a Talamanca del Jarama, para comer en su chopera. El momento de relajación nos vino muy bien, y allí, en un ambiente muy agradable, dimos buena cuenta de nuestras viandas, con un ojo puesto en el cielo, pues negros nubarrones comenzaban a cubrirlo, y la posibilidad de lluvia era indudable, poniendo en peligro la segunda parte de la jornada. Finalmente, tras un reconfortante café, decidimos probar suerte en Fresno de Torote, ya sin la compañía de Beatriz y su familia, que, con un par de niños ya habían cumplido.

No se me olvida que en la chopera pudimos ver a una pareja de pinzones comunes y oímos un pito real.

El grupo restante nos dirigimos, en una tarde ya bastante desapacible, hacia Fresno de Torote. Por el camino pudimos observar, volando por los campos cercanos a la carretera, un aguilucho pálido y otro cenizo. Buen premio.

Ya en el pueblo, no tuvimos que esperar nada para ver los cernícalos primilla. Según llegamos había dos volando cerca de la iglesia, y a éstos se les sumaron pronto otros cuatro. El fuerte viento hacía que no pudiésemos disfrutar de su particular forma de vuelo, pero cada vez que se posaban en la torre de la iglesia nos permitían observarlos a placer.

Cernícalo primilla junto a su nido. Foto: Benjamín Berdiales.
Cernícalo primilla. Foto: Óscar Mercado.
Luchando contra el viento. Foto: Óscar Mercado.
En vista de que el tiempo no era el más adecuado para hacer una ruta por los campos cercanos decidimos dar una vuelta por la fresneda que bordea el río a la espalda del pueblo. Allí pudimos ver cigüeña blanca, milano real, milano negro, busardo ratonero, paloma bravía, cernícalo primilla, grajilla occidental, herrerillo común y estornino negro.

Y tras este paseo, a eso de las cinco y media de la tarde, dimos por terminada la salida.

Un gran día, con muy buena gente.

1 comentario:

  1. Wow, I really liked all the beautiful images that you took!!! Especially the White Stork. It's looks gorgeous:)
    Jessi

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