Coordinador Ángel Pérez Menchero. email: seo-sierradeguadarrama@seo.org Secretario Benjamín Berdiales Fraga.

domingo, 10 de mayo de 2015

Observación de aves con el Club Ciclista de Cerceda

Hola a todos.

El pasado sábado, 25 de abril, realizamos una actividad de observación de aves con la asociación Club Deporte sin límite Cde. de Cerceda. El objetivo era acercar el mundo de las aves a un colectivo que se encuentra habitualmente en un contacto muy estrecho con la Naturaleza, y fomentar el conocimiento, respeto y conservación de las aves entre los más pequeños. Por parte de SEO Sierra de Guadarrama estuvimos Antonio Caballero y Benjamín Berdiales; por parte del club, un grupo de unas 35 personas de varias edades perfectamente organizadas por Rafa, responsable de la asociación.

Una actividad muy ligada a la Naturaleza
Los chavales salieron en bicicleta desde El Boalo, siguiendo una ruta por pistas de tierra, hasta llegar al embalse de Santillana, en la zona del cementerio, donde les estábamos esperando Antonio con su mujer Eva, y yo, con mis chavales, David y Gabriel. La llegada se produjo rondando las once de la mañana de un día que iba volviéndose más gris y desapacible a cada momento. Un pequeño descanso, un refrigerio para recuperar fuerzas, y comenzamos la actividad.


Llegada a los alrededores del embalse

Los pequeños grandes deportistas

Descanso y refrigerio

Estupenda organización y gran ambiente
Antonio les dio una pequeña charla acerca de las aves y su entorno, de la importancia de su conservación y de las especies que nos íbamos a poder encontrar en la actividad del día. Especies que, desafortunadamente, no iban a ser muchas: lo avanzado de la estación y de la hora del día, y el altísimo nivel de agua que tenía el embalse hacían que la variedad existente fuese realmente baja. 

Unas pequeñas indicaciones
De todas formas, con todo el optimismo del mundo, y sabiendo que muchos de los asistentes nunca se habían percatado de las escasas especies que había, plantamos los telescopios y comenzó la romería de chavales que se asomaban a un mundo que, para muchos, era completamente nuevo.

¿Qué es aquello que está allí?

Gran interés en los chavales
Lo primero que les llamó la atención fueron las fochas comunes, relativamente abundantes y muy visibles, así como los somormujos lavancos, elegantísimos con sus plumajes nupciales, y con alguna pareja haciendo su bonito baile de cortejo. Unos poquitos azulones, alguna gallineta que poco se dejó ver, gaviotas lejanas y un par (no sé si pareja) de gansos del Nilo completaban la avifauna acuática, acompañada siempre por unas carpas que, en ocasiones, casi se asemejaban más a rorcuales, tal era su tamaño y los saltos que daban fuera del agua.

Como la cosa a ras de agua no estaba muy animada, y previendo que los chavales podrían empezar a acusar la monotonía, dirigimos nuestros telescopios hacia arriba, para observar lo que se movía por el aire. Lamentablemente, tampoco el cielo estaba muy animado, pero conseguimos ver alguna golondrina común, jilgueros, pinzones, verdecillos, gorriones... y por supuesto, las omnipresentes cigüeñas; aunque lo más comentado de la jornada fueron, sin duda, una pareja de milanos negros que ya les habían llamado la atención mientras hacían su ruta en bicicleta, así como un grupo de buitres leonados, que remontaban el vuelo hasta perderse en la distancia. Cuando nos dimos cuenta de que lo más observado por el telescopio eran los escaladores que se encaramaban al Yelmo, decidimos que era hora de levantar el campamento y dirigirnos a nuestra segunda parada del día, en la chopera que se encuentra cerca del embalse.

Cambiamos completamente de paisaje, y nos encontramos en un bosque de ribera, utilizado como merendero y zona de recreo, donde recientemente colocamos una serie de cajas nido para páridos. La idea era mostrar a los chavales otro tipo de aves, más forestales, y explicarles la importancia y la utilidad de las cajas nido.

Fin de la jornada en La Chopera
Nada más llegar, sorprendimos a un carbonero común realizando aportes de material precisamente a una de las cajas, junto a la que estábamos dando las explicaciones... o más bien nos sorprendió él a nosotros, ya que se quedó inmóvil, en una rama cercana, sin atreverse a llegar a la caja mientras estuviésemos nosotros allí. Creo que con ese “accidente” a muchos les quedó claro el impacto que nuestra simple presencia puede tener en las actividades de las aves.

Realizamos un recorrido por los alrededores, haciendo una pequeña visita a algunas de las cajas que había, nos entretuvimos con los cantos de algunas de las aves que nos acompañaban (carboneros, currucas, agateadores, mosquiteros, ruiseñores bastardos...) y a eso de la una y media dimos por finalizada la actividad, dando tiempo a los ciclistas a que recorriesen el camino de vuelta.


En resumen: un gran día, como casi todos en los que se aprovecha una actividad de observación de aves para acercar este mundo a los chavales. Y aunque no acompañaron ni el tiempo ni las condiciones de agua en el embalse, el entusiasmo y la actitud positiva de los chavales, y la gran disposición y el buen hacer de los mayores hicieron que la actividad pudiese calificarse, primero, como muy provechosa, y, desde luego, muy, muy gratificante.

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