Coordinador Gonzalo Núñez-Lagos Laborda. email: seo-sierradeguadarrama@seo.org Secretario Benjamín Berdiales Fraga.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Salida a la Laguna del Oso

El lunes, 8 de diciembre, aprovechando la fiesta y el relativo buen tiempo, Luis Alcaraz, Jesús Ramírez, Raúl, Antonio Caballero, Eva, Leyre, Laura y el que esto escribe decidimos acercarnos a la Laguna del Oso. La idea era disfrutar con las invernantes que allí se reúnen (sobre lodo los ánsares) y con las grullas que todavía quedasen en paso, y, a ser posible, tratar de localizar los ánsares caretos que ya se habían dejado ver por allí en días pasados.

El día ya prometía según nos acercábamos por la carretera: muchos ratoneros posados en los postes y algún milano real que comenzaba a dar sus primeros vuelos. Pero cerca ya del pueblo del Oso divisamos posado sobre una loma la primera sorpresa de la mañana: un buitre negro nos observaba desde la lejanía. Casi sin darnos tiempo a asimilarlo, otro bombazo: un pajizo de imperial nos sobrevoló, exhibiéndose para que pudiésemos contemplarlo a placer, mostrándonos la captura que llevaba en sus garras. Finalmente, un ratonero de pecho sorprendentemente blanco nos dio paso desde lo alto de una señal de tráfico.

Ya en el pueblo, cafetito reparador y comentarios animados: el día había comenzado bien y continuaba con buenas perspectivas. De camino al observatorio, un grupo de avefrías picoteaba en los prados, al lado del camino, pero levantaron el vuelo cuando paramos el coche para contemplarlas mejor; llegados allí, el inconfundible graznido de los ánsares nos indicaba que la laguna iba a estar animada.

Desde el observatorio se confirmó la animación: varios cientos de ánsares comunes ocupaban buena parte de la lámina de agua y pastaban por los prados cercanos. Les acompañaban una buena cantidad de ánades azulones y cercetas comunes, a los que, poco a poco, pudimos ir añadiendo algunas otras especies: silbones, rabudos, cucharas… una cigüeña común y una garza real cubrían la cuota de zancudas, y la de limícolas exclusivamente alguna avefría. Nos llamó también la atención un cormorán grande que llegó un poco despistado y se sumergió de inmediato para ver qué encontraba. Finalmente, tras una paciente espera, conseguimos ver los ansiados ánsares caretos: al menos un par de ellos que se dejaron ver a través de la ya intensa calima.

Foto de Luis Alcaraz

Por los alrededores se mostraban algunos aguiluchos laguneros que causaban cierta inquietud entre los ánades, algún cernícalo vulgar, un halcón peregrino que pasó rápidamente por allí... Además, tarabillas, escribanos palustres, buitrones, trigueros, ruiseñores bastardos… daban vida a los campos de alrededor.

Foto de Benjamín Berdiales

Para no acaparar el observatorio, y para tener una perspectiva diferente de la laguna, nos dirigimos hacia el observatorio de la embotelladora. Allí, a pesar de tener una visión un poco más clara, no conseguimos volver a localizar los ánsares caretos, así que, como ya nos empezábamos a quedar un poco fríos, y como veíamos que ya comenzaban a llegar las grullas, decidimos tomar un tentempié y acercarnos después a un campo cercano donde éstas suelen congregarse.

Foto de Benjamín Berdiales

Foto de Benjamín Berdiales
Desde una distancia prudencial, aunque cómoda, pudimos verlas a placer: un grupo de unas noventa que fue aumentando hasta aproximadamente ciento cincuenta; jóvenes y adultos, comiendo o descansando...

Foto de Benjamín Berdiales
Pero la guinda de la tarde fue una hembra de halcón peregrino, posada en el suelo, al parecer comiendo una captura, que fue luego hostigada por un macho que tuvo que sufrir los malos modos de su congénere y salir volando de allí.

Ya terminando la jornada, un aguilucho pálido nos deleitó con un larguísimo vuelo rasante mientras trataba infructuosamente de cazar la cena. Finalmente, las grullas decidieron que ya era hora de irse a dormir, y nosotros, siguiendo su ejemplo, pusimos fin a una fría, aunque muy intensa jornada de campo y aves.

Foto de Luis Alcaraz
Foto de Benjamín Berdiales

Foto de Benjamín Berdiales


Finalmente pudimos identificar treinta y nueve especies: Ánsar careto, Ánsar común, Silbón europeo, Ánade azulón, Cuchara común, Ánade rabudo, Cerceta común, Perdiz roja, Cigüeña blanca, Cormorán grande, Garza real, Buitre negro, Águila imperial ibérica, Aguilucho lagunero, Aguilucho pálido, Milano real, Busardo ratonero, Grulla común, Avefría europea, Cernícalo vulgar, Halcón peregrino, Urraca común, Corneja negra, Cogujada común, Cetia ruiseñor, Mosquitero común, Cistícola buitrón, Colirrojo tizón, Tarabilla europea, Zorzal común, Estornino pinto, Estornino negro, Lavandera blanca, Bisbita pratense, Escribano palustre, Triguero, Jilguero europeo y Gorrión común.

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